Arthur Rimbaud


Arthur Rimbaud nace en Charleville-Mezières, en las Ardenas, el 20 de octubre de 1854, siendo su padre Frédéric, capitán de infantería, y Valerie Cuif, su madre, hija de campesinos.

La infancia de Rimbaud se vio marcada profundamente con la huida del padre que abandonó a su esposa con cinco hijos pequeños.

No obstante esa falta importante, el niño cursa sus estudios, destacando como un excelente alumno; empieza a los ocho años y también a temprana edad comienza una amistad con Ernest Delahaye, compañero suyo de clase, que le durará mientras viva.

Con Rimbaud, como con otros poetas o escritores que murieron jóvenes, a los 37 de edad el que nos ocupa, sucede siempre que parece como si los años de sus cortas existencias avanzaran atropellándose, viviendo ellos mucho en poco tiempo.

A los quince años escribe sus primeros versos que serán publicados en 1870, siendo su profesor Georges Izambard, quien mayormente le aliente en esta vocación, muy en contra del parecer de su madre.

El mismo año se traslada a París a finales de agosto, viaje de ida y vuelta por los trastornos políticos que vive Francia.

Este es el primero de sus viajes, ya que Rimbaud viajó muchísimo en el intervalo de su corta existencia, tanto, que a veces parecen tener más importancia sus viajes que su propia obra, y lo que sobre todo maravilla es que con un ir y venir tan movido aún tuviese tiempo de escribir, ya que ha dejado tras de sí una gran obra; salvando las distancias nos recuerda mucho a Raymond Radiguet.

En octubre se fuga a Bruselas y vive con la familia de Georges Izambard.

(Quienes le conocieron aseguraban que Arthur Rimbaud tenía muy mal carácter, agudizados con el paso de los años, con el agravante de que llegó a realizar substracciones en sus casas y a cometer todo tipo de deslealtades al abusar de su amistad).

En febrero de 1871 vuelve a París, conociendo este mismo año a Paul Verlaine con quien sostendrá una relación homosexual, pese a que Verlaine esté casado. Tal liaison conducirá finalmente a que Mathilde, esposa de Verlaine acabe pidiendo la separación., cosa que no satisface a Paul y deja indiferente a Rimbaud, ya que en su mutua relación aparece como apasionado el más mayor de los dos.

Ambos poetas llevan una vida disoluta en Paría, llena de alcohol, y drogas de la época. Su mutua relación nada tiene de idílica y se halla más próxima al infierno que no al paraíso, pero continúan unidos por espacio de un par de años mientras viajan sin cesar: París, Ardenas, Bélgica, Inglaterra.

En septiembre de 1872 se separan enfadados y económicamente en la miseria. Rimbaud vuelve a las Ardenas, regresando a mediados de enero a Londres, viaje pagado por la madre de Verlaine para que se reúna con su hijo, quien se halla desesperado por el alejamiento de su amante. En abril ambos se van a Bélgica de nuevo, luego a Inglaterra, se pelean otra vez hasta el extremo de que hay disparos –no era la primera vez que mediaba agresión física, ya que llegó a haber hasta cuchilladas-. A Verlaine le echan diez años de prisión, que no cumplirá ya que sale en 1875 y le va a buscar, nuevamente se pelean y Rimbaud, que en todo este tiempo se ha dedicado a la enseñanza primero en Londres, luego en París y finalmente en Sttutgart, abandona Alemania yéndose a Suiza, después va a Milán, allí enferma. En junio pretende embarcar para África pero una insolación se lo impide siendo, por esta causa, repatriado a Marsella. Otra vez en Charleville, escribe el que será su último poema, y además no lo acaba: Réve.

La vida literaria de Arthur Rimbaud fue muy breve, cuatro años de intensa actividad, de los 14 a los 18, y después nada, nunca más volvió a escribir ni una sola línea poética, su viajera existencia personal, ocupó ese lugar.

Podemos decir entonces, ya que seguirle año por año en sus viajes es mareante y nada tiene que ver con el arte, que a partir de entonces sus pasos inquietos le conducen por media Europa, intenta ser mercenario, deserta, trabaja en un circo ambulante, y en 1878 desembarca en Egipto, luego va a Chipre, al año siguiente contrae la fiebre tifoidea y lo repatrían a Francia.

En 1880, Chipre, Egipto, Aden. Trabaja para una empresa que comercia con café y pieles, dos años mas tarde se dedica a la ciencia y a la exploración.

Se dice de él que fue traficante de armas e incluso de esclavos, que fue importador y exportador de algodón, seda, especias, capataz, que mató involuntariamente a un obrero... En fin, que con todo lo que hizo bien pudiera haber llenado muchas novelas si hubiese querido, pero había roto para siempre con la literatura y cuando Verlaine, en un rasgo de terquedad de enamorado, quiere publicar su obra, no recibe más que indiferencia por parte de Rimbaud.

No obstante el autor de Una temporada en el Infierno –la única que vio editada cuando tenía 18 años-, escribió una serie de informes geográficos antropológicos ya en el final de su vida, eso y unas 110 cartas, es lo que nos ha quedado de él, poemas aparte, se sobreentiende.

Su salud empeora y su vida profesional también. Arrastra una vieja sífilis, que ayudará cuando sus rodillas empiezan a ir mal.

En 1891 regresa a Francia para morir; le amputan una pierna y le descubren cáncer de huesos.

Sostenido por la morfina dura hasta el 10 de noviembre y fallece en Marsella acompañado en sus últimos momentos por su hermana Isabelle. Cuatro días después recibiría sepultura en su pueblo natal.

Arthur Rimbaud, el eterno adolescente, dijo adiós a la vida luego de llevar una existencia por completo atípica para un poeta y más propia de un aventurero.

 
 

© 2003 Estrella Cardona Gamio

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